¡¡¡Ya a la venta!!!


Autor: Beatriz Vidal Cortijo
Editorial: Círculo Rojo
Fecha de publicación: Marzo 2012
Número de páginas: 121 pág
Formato: 15x21
ISBN: 978-84-9991-747-4
         

 SIPNOSIS

"Visiones de un destino" es la primera novela de Beatriz Vidal Cortijo. Una novela conmovedora, escrita con un estilo fluido, ágil y verosímil, cuyos ingredientes son intriga, aventura y erotismo.
La protagonista de este viaje, que da comienzo en Barcelona, será guiada hasta su inevitable y ambiguo destino. Clhoé es una mujer de encanto misterioso, dispuesta a abrazar lo que la vida, caprichosa e imprevisible, le va ofreciendo a cada paso. Siempre siguiendo a su intuición, como vienen haciendo las tortugas centenarias desde hace siglos para encontrar el mar. Clhoé conocerá en su camino a seres libres, ligeros de equipaje y abiertos a la vida, que se juntan y se separan siguiendo sus propios destinos.
Es un relato que empieza y acaba con dos poemas que lo justifican: el primero es un presagio del destino; el segundo, un alegato al viejo "carpe diem". 
En definitiva, una novela que nos recuerda la importancia de caminar siguiendo en cada momento la intuición y los deseos, atentos a las señales que hacen que tropecemos en los lugares a los que no pertenecemos, porque nunca sabemos dónde puede estar nuestro último aliento. Una novela con un final culminante y emotivo que no dejará indiferente a nadie y que podría inspirar al cineasta Julio Medem para acabar su trilogía insular: "Lucía y el sexo", "Caótica Ana" y "Visiones de un destino".



UN PEQUEÑO FRAGMENTO DEL LIBRO


Pasaron un par de semanas antes de dar un paso más
hacia mi nueva vida. Por supuesto que el paso fue poner el
pie en un avión rumbo a Irlanda, y no antes sin haberme
despedido de Nacho, mi pequeño ángel de la guarda, que
llegó al sitio adecuado en el mejor momento. Infinidad de
veces me he preguntado si existe el destino, y es algo de lo
que estoy completamente segura, solo tienes que saber ver
las señales. Fácil, ¿no? Las ves, las reconoces, piensas, recapacitas
y normalmente actúas. Pues no; tendemos a verlas,
reconocerlas, llegamos incluso a pensar, y es ahí cuando
nuestro lado racional nos taladra con su charla de que algo
así no es posible, que son sólo imaginaciones, que es demasiado
bonito para ser verdad y de que algo así no te
puede suceder a ti. ¡Imposible!
No llegas siquiera a recapacitarlo, es tan convincente
que te parece hasta ridículo haber tenido una idea como
esa, ¿o no es cierto? En ese momento dejamos pasar las
señales, y lo malo de todo es que pasan una y otra vez, y hacemos
caso omiso de ellas. Cada una con un mensaje que
nuestra conciencia deja escapar.

Así somos, o en mi caso, así era.      



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